Siete horas en carro es el tiempo que te toma llegar desde Lima al valle de Chanchamayo, habitad de numerosas especies, cuna de distintas etnias y lugar que esconde uno de los secretos mejores guardados de la imigración alemana al Perú a inicios del siglo XX. 

 

La Mosela fue desde su inicios hasta muchos años después, una de las haciendas cafetaleras más importantes del país, que se vió forzada a cerrar sus puertas por temas coyunturales en decádas pasada. 

Hoy uno de sus herededos y descediente directo de Theodor Jordan, primer propiatario y principal artifice en la construcción de La Mosela, decide reabrirla con el firme propósito de que la gente conozca más sobre su familia, sobre la historia de los primeros colonos europeos en la zona y por supuesto conocer más sobre un pequeño pedazo en la historia del Perú